Lastimosamente, típicamente se asocian carreras como Ingeniería, Física o Matemáticas casi únicamente con el género masculino. Como ya te imaginarás, en realidad las mujeres han aportado muchísimo a todas las ciencias y tecnologías que tenemos actualmente, solo que no se las ha visibilizado.

¿Sabías que mujeres afroamericanas fueron imprescindibles para EEUU en ganar la carrera espacial? Los cálculos de estas matemáticas durante los años 60 estuvieron detrás de hazañas como John Glenn, el primer estadounidense que orbitó la Tierra, y de la llegada de Neil Armstrong y sus compañeros a la Luna.

El hasta ahora no reconocido trabajo de Katherine Johnson, Dorothy Vaughan, Mary Jackson y otras ‘computadoras humanas’ ahora se lo puede conocer en la película «Figuras Ocultas»

Las actrices Janelle Monáe, Taraji P. Henson y Octavia Spencer dan vida a las matemáticas Mary Jackson, Katherine Johnson y Dorothy Vaughan en la película Figuras Ocultas.

¿Por qué nunca hemos oído hablar de las mujeres negras que trabajaron como matemáticas en la NASA? Esta es la pregunta que se harán muchos de los espectadores de la película Figuras Ocultas. También es la cuestión que más veces han planteado a Margot Lee Shetterly, la autora del libro en el que se basa la cinta.

“Un equipo de matemáticas conocidas como las ‘computadoras humanas’ calcularon, con lápices, reglas y sencillas calculadoras, las complicadas ecuaciones que permitieron lanzar los cohetes y a sus astronautas al espacio –explica la escritora en su libro–; y entre ellas figuraba un pequeño y excepcional grupo de mujeres afroamericanas especialmente talentosas que formaron parte de las mentes más brillantes de su generación”.

“Después de ser relegadas a enseñar matemáticas en colegios públicos solo para negros, en ese laboratorio encontraron trabajos adecuados a su genio, aunque al principio también se vieron segregadas del resto de mujeres ya que las leyes de Virginia así lo establecían”, recuerda Shetterly. “Pero incluso así, este equipo ayudó de forma sobresaliente a que los EE UU ganaran a la URSS la carrera espacial durante la Guerra Fría”.

Las verdaderas Katherine Johnson, Dorothy Vaughan y Mary Jackson, tres ‘Figuras Ocultas’ que ahora salen a la luz.

De las tres protagonistas, la única que sobrevive es Katherine Coleman G. Johnson (White Sulphur Springs-Virginia Occidental,  26 de agosto de 1918). Según la autora de Figuras Ocultas, «es la más reconocida de todas las computistas de la NASA, negras o blancas». En 2015 recibió la Medalla Presidencial de la Libertad de manos del presidente Obama en reconocimiento a su trabajo.

Su mayor contribución al programa espacial –según ha reconocido ella misma– fue su trabajo en la misión Apolo 11, la primera que logró llevar a un hombre a la Luna. En este proyecto calculó el momento preciso en el que la sonda debía abandonar la superficie lunar para que alcanzara justo a tiempo y se pudiera enganchar al módulo de servicio.

Además, sus ecuaciones y números se aplicaron durante la crisis del Apolo 13 en 1971, cuando una explosión en la nave imposibilitó que sus tripulantes pudieran manejar el ordenador de a bordo. Una vez que la misión fue abortada, sus propuestas para los procedimientos y cartas de navegación ayudaron, junto a la pericia y la preparación de los astronautas, para que pudieran regresar sanos y salvos a la Tierra.

Por su parte, Dorothy Vaughan (Kansas City, 1910 – Hampton, 2008), tras su etapa docente entró también en la NACA en 1943, en plena Segunda Guerra Mundial, una época en la que la industria aeronáutica estadounidense necesitaba mano de obra y personal especializado.

Su capacidad de aprendizaje y adaptación a los cambios quedan patentes en la película, sobre todo con la llegada de las primeras máquinas computadoras de IBM 7090. Al principio se convirtieron en una amenaza para las computadoras humanas, pero acabaron siendo sus aliadas.

Algo que debemos cambiar, es que todavía hay familias que no quieren que sus hijas estudien algo que consideran inapropiado para la mujer, como una ingeniería.

Esto es lo que le ocurrió a la tercera protagonista de la película: Mary W. Jackson (Hampton, Virginia 1921-2005), otra de las matemáticas afroamericanas que pasó casi toda su vida en Langley, donde entró en 1951. Tras superar las reticencias iniciales de su familia y ganar en los juzgados su derecho a formarse en ingeniería en una escuela solo para blancos, también consiguió su título y se convirtió en la primera ingeniera negra de la NASA en 1958.

Se especializó en analizar los datos del túnel de viento y los experimentos de vuelo en la división de aerodinámica subsónico-transónica. Su objetivo era entender el flujo de aire, incluidas las fuerzas de empuje y resistencia. Publicó una docena de artículos científicos.

¡Cada vez son más niñas y mujeres las que entran en este mundo de Ciencia y Tecnología, y queremos que sean aún más!

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